La inspiración es una musa caprichosa. A veces te colma, y otras te deja vacío. A veces te llega como el aire fresco de la madrugada, y otras como el aliento cálido del desierto. No entiende de tiempo, fronteras o lugares. No vive en ningún lugar, y al mismo tiempo habita en cada rincón, en cada cala, en cada pétalo...en todas partes. Es mi musa, y sólo mía, aunque venga y vaya cada vez que le plazca, por el viento del norte o por el desliz de las montañas. Que venga mi musa y me ilumine con su luz, y que de su edor haga mi dulce y amarga fragancia. Que venga mi musa y quede complacida, aquí mismo, por larga y duradera estancia.
Pablo Rico Pinazo
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