Dentro del fabuloso complejo palaciego de Schönbrunn, antigua residencia de los emperadores de Austria, se situa un pequeño jardín, cuidado hasta el más mínimo detalle, dedicado en sus buenos días al principe heredero de Austria. Ahora el jardín es público, si bien es necesario pagar para acceder a su interior (algo que merece realmente la pena). Os dejo unas pocas fotos donde se aprecia claramente la belleza y majestuosidad de este rincón austríaco, cuyo encanto, aunque oculto, enamora incluso a los menos amantes del paisaje austríaco. ¡Ahí va!