martes, 16 de agosto de 2011

Ayer estuve al filo de las 10 de la noche, contemplando como la luna, de un naranja infinito, se levantaba poco a poco en el horizonte, como si del mar hubiese emergido. La oscuridad no permitió obtener excelentes instantáneas, pero resulta preciosa la estampa en sí, muy recomendable disfrutar de ella, más cuando se está en un lugar tan cálido ya acogedor como la costa de Torremolinos. La foto que muestro es mi preferida, la saque justamente en la orilla, pudiéndose apreciar el vaivén de las olas y la espuma blanca, así como el reflejo anaranjado de la luna.

Pablo Rico Pinazo





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