Ya hace bastante que descubrí el encanto de esta producción cinematográfica, pero no me he dispuesto a narrarla y recomendarla hasta el día de hoy. El Jardinero Fiel es ante todo una película de autor. No pretendo desilusionar, pero no esperéis unos grandes y fantásticos efectos especiales. Eso sí, si amáis el cine con locura, no dudéis en verla, ni un segundo siquiera.
La película narra la historia de un diplomático británico que, junto a su mujer, reside en un país subsahariano. Ella, con una gran belleza en cuanto a aspecto físico y como persona, colabora con diversas ONG para aliviar las precarias situaciones que viven las personas residentes, la mayor parte de ellas en grave peligro de desnutrición. Ella es rebelde por naturaleza, y rehúsa acallar ante las compañías farmacéuticas, a quienes acusa de costar la vida a miles de subsaharianos, con quienes experimenta como si se tratasen de conejillos de indias (muchos de ellos mueren a causa de los efectos secundarios, siendo enterrados en fosas comunes para ocultar los experimentos, con el propio consentimiento de gobiernos corruptos que se nutren de los interesantes sobornos de las farmacéuticas). Su persistencia lleva a su marido a aconsejarle que deje de meterse en tal tipo de problemas, ajeno a lo que allí ocurre. Pero su amor por África es mayor que cualquier cosa, y la lleva a profundizar en sus pesquisas. Las compañías, con la certeza de que es un claro estorbo, deciden eliminarla.
Ante el asesinato de su esposa, el diplomático vuelve a Londres, donde comienza a informarse, y tras un largo peregrinaje regresa a África para investigar lo que aconteció a su mujer, descubriendo lo que realmente allí ocurre. Indignado por la situación, se decide a honrar la memoria de su esposa como ella hubiese querido, colaborando con los más desfavorecidos y luchando contra las prácticas llevadas a cabo por las empresas farmacéuticas.
Un ejemplo de coraje, valentía y honor que le llevarán a la tumba, pero con la conciencia bien limpia. Una película espléndida, brillante, repleta de crítica y realidad. Una dosis justa de investigación que te hará replantear de un modo serio la naturaleza que conlleva el hecho de ir a la farmacia a comprar unas aspirinas. Toda una obra maestra que no te puedes perder.
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