Tras siete días de infatigables caminatas a lo largo y ancho de Viena, el domingo 21 de julio, muy temprano por la mañana, llegué al Aeropuerto de Schwechat (Viena) para coger el vuelo que me traería de vuelta a Málaga.
Era momento de hacer balance del viaje.
La experiencia ha sido muy agradable, y Viena, a decir verdad, es una de las ciudades más limpias, cuidadas y preciosas que jamás he visitado. A ello he de sumarle un gran número de monumentos de gran fama internacional que he tenido el placer de visitar, y que me han sorprendido.
Mi última foto es ésta, la tomé en una calle cercana a mi hotel. Es una calle cualquiera, pero a veces son las pequeñas cosas las que más llenan.
Sin más, espero que os haya gustado mi reportaje completo (y todas sus fotos) y me despido de Viena, con la promesa en mente de volver algún día. :)